La democratización de nuestra patria es una necesidad imperiosa, y lograrla de manera civilizada y pacífica conviene a todos: a los oprimidos, que tendrían una vida digna, en libertad y con prosperidad, y a los opresores, que evitarían el más duro juicio de la Historia si facilitan la transición. El status quo nos empuja a estrellarnos en el más profundo abismo. Continuar obstaculizando los cambios que más necesitamos puede dar lugar a una salida dramática que a nadie ayuda, y mucho menos a los Plus