A veces en algunos casos la vida contemplativa atraviesa una etapa de inmadurez afectiva. Una superación de este estado crítico no se puede esperar sino de la renovación interior de la misma vida contemplativa. A su consecución contribuye grandemente la activación de las energías afectivas que atesora el alma consagrada. La meditación del Cantar procura fácilmente a esas almas una verdadera purificación y elevación de la afectividad. Mais