Las tardes corrían por esas aceras que
habían dejado de mancharse por las huellas de
los hombres que regresaban a sus casas despidiéndose
del sol. Las calles perdían su significado
pues estaban dejando de serlo, adoptaban
al viento y la lluvia y solo ellos jugaban por ahí
a alcanzarse, a veces con el cielo gris, a veces
con el cielo sonriente, pero nunca más con el
hombre.
Entonces el sol cansado de ver solo al
viento y la lluvia, se arrancó un mechón y la
hizo caer hacia la tierra. El mechón ca 更多